El 26 de enero de 1939, noventa mil soldados franquistas ocupan Barcelona… Frida Kahlo y el etnólogo francés Michel Petitjean están cenando en casa de amigos en París y al final de la velada se enteran por radio de la caída del frente republicano en Barcelona… “Lloramos tanto… lloramos tanto,” recordó Petitjean “que finalmente pasamos la noche juntos… así fue, en el Hotel Regina”.
Además de etnólogo, Petitjean era ingeniero agrónomo, militante de izquierdas y frecuentador del ambiente artístico-mundano parisino. En aquel entonces tenía unos 29 años, Frida era mayor 2 años y ya se había separado de su esposo, Diego Rivera.
El ’39 fue un año terrible en Europa: en España el franquismo subía al poder en medio de una despiadada guerra civil; en la USSR el gobierno de Stalin aterrorizaba a millones de individuos con sus campañas de represión y persecución; el nazismo alemán y el fascismo italiano también comenzaban a rastrear y perseguir a judíos y a todos los que se resistían a sus políticas totalitarias. El 1 de septiembre Adolf Hitler se lanzaba a la conquista de Polonia causando el inicio de la Segunda Guerra Mundial.
Antes de Petitjean, Frida Kahlo había tenido amoríos escondidos con el líder soviético León Trotsky, en México, donde el comunista se había exiliado en 1937 fugándose a tiempo de las purgas estalinistas. “Te amé desde siempre y a escondidas,” le escribe Trotsky a Kahlo admirando su “porte de soldadera y esa sed de besos… ¿Debo dejarte en las odiosas manos de Diego?” se preguntaba el revolucionario judío mientras vivía junto con su esposa como huéspedes en la “Casa Azul” de Diego Rivera y su esposa Frida, en Coyoacán, DF.
Finalmente, Trotsky cayó asesinado por un agente español filo-soviético el 21 de agosto de 1940 y Frida terminó en la cárcel siendo injustamente acusada del homicidio, aunque pronto fue librada de todo cargo dado que no había elementos en su contra.
Curiosamente, 11 años antes de la muerte de Trotsky, el 21 de agosto de 1929 Frida Kahlo había contraído matrimonio con Diego Rivera, uno de los artistas muralistas mexicanos más destacados. Esta relación tuvo sus baches: Rivera, mujeriego empedernido, le fue infiel a Kahlo hasta con la hermana menor de Frida; Frida, por su parte, no desdeñó relaciones extramatrimoniales con hombres y mujeres. El matrimonio consumió numerosas infidelidades, dos bodas, un divorcio y reconciliaciones; sin embargo, la pareja – conocida como “el elefante y la paloma” por sus obvios atributos físicos – durante los casi 25 años de tormentosa convivencia, siempre terminaron admirándose mutuamente.
Una relación muy especial de Frida Kahlo fue con la cantante Chavela Vargas, que inclusive vivió en casa de los Rivera-Kahlo durante un año. “Frida me enseño muchas cosas,” escribió Vargas en 1954, año en que Frida Kahlo falleció, “aprendí mucho y sin presumir de nada, agarré el cielo con las manos, con cada palabra, cada mañana”. Chavela Vargas solía decir “yo canto rcomo si estuviera sufriendo”; de Frida también se podría decir que ella pintó como si estuviera sufriendo.
En su juventud Frida había padecido poliomielitis y en 1925 sufrió un accidente en el bus en el cual viajaba fracturándose la columna vertebral, dos costillas, una clavícula y varios huesos de la pelvis. A causa de todo esto Frida tuvo que someterse a más de 30 cirugías, a dolorosas medidas de “estiramiento” de sus artos pasando largas temporadas en cama. Los traumas físicos y sentimentales finalmente encontraron una válvula de escape en su peculiar y apreciada expresión artística.
Frida pintó cerca de 130 cuadros que muchos quisieron catalogar como obras surrealistas; sin embargo, Frida Kahlo siempre refutó su papel de pintora surrealista. Ella sencillamente decía que pintaba su vida, sus traumas, sus alegrías, sus brutales decepciones y dolores, su mundo mexicano de fuertes colores.
De hecho, su mundo artístico es más bien naif, tanto en lo figurativo como en su paleta. Una de las cosas que Frida más añoró fue ser madre del hijo de Rivera, de Dieguito, pero en el intento padeció tres abortos espontáneos. En uno de ellos la pareja vivía en Estados Unidos donde Rivera se encontraba realizando unos murales. En esta tela Frida se ve recostada en la cama de hospital con 6 hilos rojos que la conectan a 6 elementos: una flor marchita, regalo de su esposo; un feto que no pudo nacer; su vientre visto de lado; la cadera que no aguantó el embarazo; un caracol, símbolo de sufrimiento especialmente lento; y una mesilla de quirófano.
Frida Kahlo murió sola, en la Casa Azul, el 13 de julio de 1954. Tenía 47 años. “Espero alegre la salida,” dejó como último escrito “y espero no volver jamás”. Su féretro fue homenajeado en el Palacio de Bellas Artes, uno de sus alumnos se acercó al ataúd y lo cubrió con la bandera del Partido Comunista mexicano.
Chavela Vargas estuvo presente en las exequias de su gran amiga y recordaría tiempo después que no lloró, “al contrario, dije, se fue adonde debería estar, a su dimensión maravillosa de artista”. Para Diego Rivera, en cambio, la muerte de Frida “fue el día más trágico de mi vida… perdí a mi amada Frida para siempre”. Tres años más tarde fallecía él también, a sus 71 años.